Asfixia del ser
La muerte se cierne en cada suspiro, una sombra que estrangula la esperanza. Pensamientos afilados laceran la mente, haciendo de la existencia una herida abierta. El aire se vuelve denso, irrespirable, mientras el pánico danza en mis entrañas. Cada latido es un recordatorio punzante de la fragilidad que me consume. Quisiera escapar de este abismo interno, donde la conciencia es un verdugo implacable. Pero la tristeza se adhiere a mis huesos, y la vida se desmorona en silencios rotos.