Selva
Encerrada en mis pensamientos, encuentro nuevos comienzos.
El dolor fluye, permitiéndome sentir los cadáveres emocionales que escondí en un lugar alejado y recóndito de mí.
La tristeza ya no deja vacíos.
Mi corazón está fijo en su lugar.
La marejada con oleajes violentos internos paró; quedó un mar sereno.
El silencio rodea los pasillos más íntimos e internos, abrazándome cuando no hay consuelo.
En este silencio, encuentro la verdad:
En la selva de la existencia, la supervivencia nos arranca la piel.
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